domingo, 11 de abril de 2010

LA COENZIMA Q 10

La coenzima Q10 también se conoce como ubicuinona, Tal denominación se debe a que dicha sustancia se encuentra en todas las células que conforman al organismo, en donde se encarga de fomentar la producción de energía, proteger la piel de las agresiones externas y retardar el envejecimiento.
Cabe destacar que con el paso del tiempo la cantidad de la coenzima Q10 se reduce lo que, aunado a la disminución de las proteínas colágeno y elastina, da lugar a formación de arrugas y resequedad en la epidermis; diversos estudios dermatológicos han comprobado que disminuye la profundidad de las arrugas y suaviza al tejido cutáneo.
Por dichas razones, se recomienda que a partir de los 30 años se procuren cuidados intensivos a la piel para que las líneas de expresión que empiezan a formarse en rostro se desvanezcan (con lo que se retarda la aparición de arrugas) y la epidermis del resto del cuerpo mantenga su firmeza. Para tal fin puede recurrirse a cremas y tratamientos faciales y corporales que contengan coenzima Q10, su uso continúo revitaliza los tejidos, aumenta su elasticidad y promueve la producción de ácido hialurónico, sustancia que mantiene en los tejidos el nivel de humedad adecuado.
Las claves de su acción cosmética
Pero, ¿qué tiene que ver esta compleja estructura celular con el principio cosmético que se incorpora a las cremas antiedad?
Pues el hecho de que la coenzima Q10 es, por encima de todo, una sustancia antioxidante, por lo que su acción, a nivel cutáneo, es muy importante, ya que no sólo controla la acción de los radicales libres, originados por los efectos del sol y de otros factores como el tabaco, la contaminación ambiental y el estrés, sino también porque su aplicación regular es capaz de reparar los estragos que todos estos elementos han producido sobre la piel, aumentando el grosor y la elasticidad de la misma. ?
Se ha comprobado que el uso habitual de cremas que contengan en su formulación la coenzima Q10 puede retrasar notablemente el proceso de envejecimiento cutáneo?,


Según los estudios dermatológicos realizados al respecto, esta sustancia, añadida a las formulaciones cosméticas, es capaz de reducir la profundidad de las arrugas y proporcionar un resultado visible tras cinco semanas de uso continuado.

Esto es debido a que, tras su aplicación tópica, se produce una disminución de la oxidación cutánea y de las arrugas finas de expresión, al tiempo que frena la degradación del colágeno dérmico.
También es frecuente encontrarla en productos corporales (reafirmantes principalmente y, también, en tratamientos regeneradores para manos y pies), en cuyo caso actúa apoyando al proceso natural de la regeneración de la piel del cuerpo, mejorando notablemente su elasticidad.
Fortaleciendo la piel y contrastando los signos de cansancio, y en productos para el contorno de ojos, aumentando la energía celular de tal forma que se minimizan bolsas, ojeras y patas de gallo.
A partir de los 30
Los expertos recomiendan recurrir a esta sustancia a partir de los 30-35 años, que es cuando se empiezan a percibir los primeros signos de envejecimiento cutáneo y los niveles ?naturales? de coenzima Q10 comienzan a descender.
A partir de los 40
Se aconseja aplicarla no sólo en el rostro sino también en todas aquellas zonas que estén expuestas al sol de forma inapropiada.